LA FOSA ABIERTA
Al final del sendero oscuro,
una luz.
Al final del cañón verdugo,
la virtud.
Los olivos se desangran,
en ríos de hiel azul,
la luna blanquea su cara,
con reflejos de ataúd.
Cuatro chaquetas tristes
caminan por la quietud.
En el aire, suspendidos,
alfileres de vudú.
Al final del sendero oscuro,
una luz.
Al final del cañón verdugo,
la luna y tú.
Ciudad Rodrigo, noviembre de 2008
Wednesday, November 19, 2008
Etiquetas: Poesía
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2 comentarios:
Muy bueno (como el anterior) como se entere Baltasar...
Jeje... Baltasar se nos ha rajao...
¿Cómo váis de preparativos? ¡¡Ya no os queda na!!
Nos vemos en Pucela el Sábado, a ver qué se cuece por allí.
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