Monday, January 26, 2009

PURGANDUS POPULUS

Comencé el año nuevo con renovado espíritu. Sumergido en agua hasta el mentón, decidí seguir los principios del Tao y hacer propias las palabras de Bruce Lee en el anuncio de BMW:
Empty your mind. Be formless, shapeless. Like water. You put water into a bottle and it becomes the bottle. Put it in a teapot, it becomes de teapot. Water can flow, water can crash. Be water, my friend!

Decidí que tenía que saber canalizar mi ímpetu, saber encajar los golpes, saber adaptarme a los demás o aprender, cual George W. Bush, a esquivar los zapatazos que te lanza la vida y mantener el tipo con una sonrisa en la cara.

Pero, siempre hay alguien dispuesto a ponértelo difícil. Se cumple eso de que "hoy es un gran día, verás como viene alguien y lo jode" y que "todo lo que va mal es siempre susceptible de ir a peor".

Llevo unas semanas lesionado, por un golpe en la rodilla derecha y para sustituir la carrera a pie sobre el terreno y evitar el impacto , estoy acudiendo a la Piscina Climatizada de Ciudad Rodrigo, gestionada desde Noviembre por la empresa madrileña ESAN, pero con empleados locales y una encargada de la instalación que además preside un club de atletismo de la comarca.
Como muchos sabéis, para poder correr en aguas profundas, se suele necesitar el uso de un cinturón o chaleco que garantice la flotabilidad, y te permita mantener una postura adecuada dentro del agua para evitar la rigidez en el cuello y la espalda que supone bracear para mantenerte a flote, con la cabeza fuera del agua, en una postura vertical.
Pues bien, esta debe ser la única piscina de España que no permite el uso de este cinturón, ni de tablas, ni pullboy, ni paletas, sin más argumento que el recurrente "son las normas".
Como soy persona respetuosa, acepto la respuesta y comienzo a realizar mis sesiones sin cinturón, me digo a mi mismo que así trabajaré más duro y que en cuanto pueda correr no habré perdido apenas la forma. Sin embargo, la lesión no remite y cada vez noto más la sobrecarga en las cervicales y vuelvo a solicitar a la encargada de la instalación que me permita usar el cinturón, en el horario que me indiquen, porque me dicen que si la gente me ve usándolo luego van a querer hacerlo ellos. Pillo la indirecta y entiendo que lo que quieren evitar es tener "más trabajo" del necesario, no vaya a ser que le de a todo el pueblo por querer hacer "aquarunning". Aún así, me promete que hablará con el Gerente y me darán una respuesta definitiva. Pues bien, como me esperaba la respuesta fue un 'NO' rotundo, sin fisuras ni excepciones, un 'NO' y te callas, un 'NO' y te jodes, porque las normas son las normas y a ver si vas a venir tú de listillo a querer levantar la liebre de que el agua no es sólo para nadar.

Acepto el NO, entreno un día más sin cinturón y entre largo y largo preparo mi estrategia. Busco entre una maraña de papeles informativos del tablón de anuncios un número de teléfono al que pueda llamar para hablar personalmente con el Gerente, lo consigo, hablo con él y me dice que a él no le han pedido consentimiento (primera sorpresa), que para decirme algo al respecto tendría que verme "in situ" que en sus 20 años de gestión piscinera, nunca había oído de nadie ( segunda sorpresa) que fuera... !herejía!, a la piscina...¡a correr!. Aún así quedo con él para que me vea en acción al final de esa semana. El buen Gerente, una vez en Ciudad Rodrigo, me invita a que comience mi demostración y ahí estoy yo, marcando costillar, con bañador paquetero, tirándome al agua esperando ingenuamente a que los jueces levanten su paletilla con la cifra puntuadora que me de el aprobado. Hago un largo y los jueces deliberan, hago un segundo largo y siguen deliberando, empiezo a temer que mi braceo o mi zancada no son lo suficientemente armoniosas, me concentro y me encomiendo a Santa Gemma Mengual para que me inspire y termino un tercer largo en el que el Juez Arbitro Gerente me para y me dice: "vale, ahora ponte el cinturón". Obedezco, me vuelvo a lanzar al agua con el estilo de Paco Martínez Soria en "El turismo es un gran invento" pero allí no veo a las "Bubby Girls" sino a los jueces deliberando, esta vez de forma más breve, sólo les lleva dos largos llegar a un acuerdo. Yo, sinceramente, pensé que me diría que SÍ, que realmente no molesto a nadie y el cinturón ni siquiera se ve desde fuera de la piscina, pero (tercera sorpresa) me dice que NO, que sólo me autorizan "si llevo un certificado de un especialista, un fisio, un médico..." Veo el cielo abierto y digo, "vale, te traigo un escrito del fisio que me está tratando" y me dice, con una sonrisa de prepotencia digna de sartenazo: "bueno, a ver si me vas a traer un papel de un fisio amigo tuyo y... mejor que sea de un médico" a lo que le respondí, "cuando te traiga la del médico no me digas que tiene que ser Premio Nobel".

Salí de la piscina y tuve un cruce de palabras bastante duro con la encargada de la instalación, a quien considero responsable de esta situación, primero porque me dio largas para evitar una respuesta, segundo porque me mintió y no había recibido ninguna instrucción por parte del Gerente y tercero porque estoy seguro de que en las deliberaciones, su opinión tuvo un gran peso, cosa que me indigna porque ella, como atleta y como presidenta de un club de atletismo, sabe muy bien lo que cuesta ponerse en forma en este deporte y en lugar de arrimar el hombro y ser solidaria, me estaba haciendo el boicot.

Así que en un segundo, a tomar por culo el Tao, Bruce Lee y las buenas pretensiones para el 2009, de momento sigo sin cinturón hasta que consiga el famoso certificado médico y con la piscina revolucionada, preguntándose quién es ese chico que hace eso tan raro en el agua.