ALBERT PLA

Iba a poner unas canciones suyas en la sección "Songs of the Week" de la barra lateral de este blog pero al final me he decidido por hacer una entrada sobre él y así recordar de alguna manera a dos amigos míos que, por una u otra razón, van íntimamente ligados a la música de Albert Pla.
El primero de ellos es David López. ATLETA con mayúsculas, contestatario, eremita, rey de la San Silvestre, broker de las medias, 'sprinter' del Pirineo, raro en el sentido de excepcional, buen amigo y mi particular demiurgo y guía en la iniciación que supone llegar a Senior. El 'alter ego' de Albert Pla en Salamanca y quien me lo descubrió cuando nos llevaba a las carreras en alguno de los coches que cogía prestados del taller mecánico de sus hermanos. Rival en Junior de Fermín Cacho e Isaac Viciosa, le duró la pasión por este deporte lo que tardó en llegar la química prescrita a los planes de entrenamiento de alguno de sus compañeros de viaje.
De él eran los Cd's originales que yo, todavía fuera de la órbita digital, pasé a cinta de cassette en una mini-cadena que nos acababan de comprar por Reyes. En mi casa, la tecnología venía en camello, y eso es mucho decir si vives en Buenos Aires. De él, decía, eran los discos "No sólo de rumba vive el hombre" y "Supone Fonollosa".
De los dos, el segundo me impactó por sus letras y sus arreglos: puede haber belleza en situaciones desagradables, y no hacen falta eufemismos para escribir poesía. Las letras de algunas de las canciones están basadas en poemas de José María Fonollosa (de ahí el nombre del disco), poeta barcelonés que murió en 1991 y permaneció inédito durante más de cuarenta años, entre 1948 y 1990, periodo en que permaneció al margen de corrientes literarias y totalmente desconocido para crítica y público. Según he leído, sobre su mesa, junto a varios borradores y un esbozo de testamento a lápiz, se encontró el siguiente poema, con el que la voz de Robe Iniesta cierra este disco:

No a la transmigración en otra especie.
No a la post vida, ni en cielo ni en infierno.
No a que me absorba cualquier divinidad.

No a un más allá, ni aun siendo el paraíso
reservado a islamitas, con beldades
que un libro garantiza siempre vírgenes.

Porque esos son los juegos para ingenuos
en que mi agnosticismo nunca apuesta.
Mi envite es al no ser. A lo seguro.

Rechaza otro existir, tras consumida
mi ración de este guiso indigerible.
Otra vez, no. Una vez ya es demasiado.






Mi otro amigo es Salvador García, "Salva". Artista, soñador, generoso hasta el 'hara-kiri', niño en cuerpo de hombre, confesor de infancia, amigo para siempre. Con él compartí las dos primeras actuaciones en Salamanca que hizo Albert Pla hace años. El primero, en solitario, en la Feria de Muestras, en una parte del pabellón central, con una acústica pésima y un ambiente desacogedor que se cargó el concierto. El segundo, en el Teatro Bretón, acompañado de un sillón de 'skay' parcheado y un guitarrista muy bueno que aparece en el video siguiente, nos recompensó, por rumbas, la decepción anterior.




Tras Supone Fonollosa, y todavía influído por él, saca un falso directo que titula "Veintegenarios en Alburquerque" rodeado de polémica por el tema 'La dejo o no la dejo', en el que algunos creyeron ver el delito de apología del terrorismo. Posteriormente publica dos discos en catalán: uno de nanas, 'Anem al Llit?' y otro de 'Cançons d'amor i droga' hasta que en 2008, produce, contando entre otros con el ex-último de la fila Quimi Portet, su último trabajo: 'La Diferencia'.



Próximo concierto previsto en Salamanca para el 22 de mayo.

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