Thursday, September 01, 2005

Placer y Dolor

Los subgéneros cinematográficos son uno de los campos donde las imágenes e iconos del sexo y el terror son vomitadas y consumidas con la voracidad y compulsión propia de una alcantarilla encargada de
conducir y enmascarar la necesidad de la representación de los límites más intolerables de lo siniestro y lo sublime.
En la serie “Placer y Dolor” las imágenes de rostros capturadas en este tipo de películas son, como en trabajos previos, fijadas, quemadas sobre lienzos (sudarios) en referencia a dos de los grandes iconos culturales y religiosos de occidente: La “Sábana Santa” y el “Velo o Sudario de la Verónica”...
De esta manera, las imágenes, consiguen hacer eterna su fugaz y efímera existencia y se aparecen, como si de un extraño fen
ómeno paranormal teleplástico se tratase, sobre un soporte único, sobre un objeto donde el instante alcanza la eternidad.
En el ámbito de este proceso creativo, como diría Georges Bataille en su ensayo sobre el eroti
smo (1), la convivencia de todos estos conceptos y fuentes, manifiesta la cercanía de los estados extremos surgidos en los desequilibrios de los trances eróticos y místicos al situarse en el límite en donde el ser abandona la vida (discontinuidad), para sumergirse en el instante eterno donde la inestabilidad y la violencia nos acercan a la muerte (continuidad).
Las imágenes de esta serie encuentran su contexto en la sociedad actual que continúa parcelando la vida a través de la separación del tiempo del trabajo (tiempo profano) del tiempo dedicado a la trasgresión de las prohibiciones y a la fiesta (tiempo sagrado, sacrificio-licencia sexual).
Momento o campo, este último, en el que el placer, potenciado por el sexo, y el dolor como perspectiva lejana de la muerte, en cuanto que abandono soberano de la vida, culminan en uno de los estados o trances más extremos: el éxtasis.

J.L.P.
José Luis Pinto
E-mail: pintosjl@hotmail.com


(1) Georges Bataille, “L’Érotisme” (1957) , Ed: Tusquets Editores